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lunes, 7 de octubre de 2013

DARK EDEN, DE CHRIS BECKETT


Introducción: un experimento social... y algo más

 

En una entrada anterior se ha comentado la extensa obra The Seven Beauties of sciencie fiction, de Istvan Csicséry-Ronay Jr. Concretamente en el capítulo de Ciencia imaginaria este autor se refería a los experimentos mentales. Un experimento mental consiste en un ejercicio imposible de reproducir en la práctica pero que uno puede imaginar para facilitar la exposición de un planteamiento filosófico o científico. Quizás el ejemplo más conocido es el gato en la caja de Schrödinger.

Por otra parte es sabido que la imposibilidad de experimentación es particularmente cierta en las ciencias sociales, por el hecho de tratar con colectivos de muchos individuos a la vez. En un caso u otro la ciencia ficción se convierte en un terreno ideal, en el que algunas obras de calidad tienen poco que envidiar a los experimentos mentales del campo de la ciencia.

En este sentido, Dark Eden puede entenderse como un experimento social imaginario muy logrado. Pero es mucho más que eso, es una novela de ciencia ficción bien escrita y con una premisa apasionante, tanto que la página SFF Meta, que se dedica a mostrar de forma agregada las críticas literarias en el ámbito del fantástico la situaba como la mejor novela de ciencia ficción del pasado 2012.

Además, esta novela ha sido ganadora de la presente edición del premio Arthur C. Clarke, compitiendo con autores consagrados como Kim Stanley Robinson y su novela 2312, actual premio Nebula.


Sinopsis

 

Imaginad por un momento un planeta errante, uno de esos sobre los que recientemente se ha postulado su existencia. Un planeta que no recibe el calor de ninguna estrella y sin embargo, debido a una intensa actividad geotérmica, bulle de vida. En este planeta de noche perpetua la única fuente de luz procede de su propia y abundante ecología.